jueves, 1 de diciembre de 2011

Mi heroe favorito




Esteban es un buen hombre ¿verdad?
¿No le conoces?
Asómate a la ventana o sal un momento a la calle, seguro le verás.
¡Mira! Es ese tipo, el cano bajito que anda cabizbajo, el del traje sin corbata que se acaba de pisar el cordón del zapato del pie derecho con el izquierdo.
¿Sigues sin verle?
No te preocupes, le pasa a mucha gente.
Casi nadie sabe que está ahí, nadie conoce sus grandes hazañas. Fue un gran hombre en su juventud. Quedó huérfano en la guerra y sus padres le dejaron en herencia una gran mansión, fue creciendo y decidió comprarse una casa más pequeña y donar su pequeño palacio al pueblo, ellos también tenían derecho a tener algún lujo. Más adelante decidió vender su casa y comprarse una más pequeña, para una persona sin más compañía que su perro y un par de colegas que le visitaban al mes, algo más simple no le haría sentirse tan solo. ¿Su antigua casa? La donó al pueblo y la llenó de libros. Sus vecinos necesitaban una biblioteca. ¿Y recuerdas el mercado que se hizo ahí al lado? Gracias a su dinero se construyó.
¿Sigues sin saber quién es? Te lo describiré mejor. Bajito, con el pelo blanco, traje raído sin corbata, zapatillas de deporte más que desgastadas, barba de 100 días, cara sucia y si te acercas tendrás la sensación de oler un vertedero. Es el mendigo de la acera de enfrente.
Esteban lo donó todo al pueblo y así el pueblo se lo agradeció. Cuando no pudo pagar la luz, se la cortaron. Cuando no pudo pagar el agua, se la cortaron. Cuando no pudo pagar la casa, se la quitaron. Lleva tres años en la calle, buscando algo que llevarse a la boca y si le llevas un bocadillo... lo parte por la mitad para que lo compartas con el. Su sonrisa de agradecimiento es difícil de ver por ahí y cada historia que te cuenta te hace sentir en perfecta armonía.
¿Que jamás te acercarás a un tipo así? Lo sé, pero quería que supieras quien era ese al que desprecias tanto. Es una persona.

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