viernes, 26 de agosto de 2011

Fiesta de la espuma




Nunca puedes imaginar cómo va a terminar el día en cuanto te levantas. Era lunes, estaba de feria y llevaba trasnochando casi toda la semana. Al despertarme antes de las 12, mi malhumor afloraba por segundos y las ganas de ir a mi pueblo después de unos 5 años sin aparecer por esas fechas se me antojaban cada vez menos, pero tenía una visita a la que complacer y una fiesta de la espuma que no se podía perder.
La plaza estaba blanca y resbaladiza, nos empapamos de inmediato y el calor intenso de la tarde parecía esfumarse. Para acompañar a la espuma resfrescante, una cerveza tras otra a 1 euro sentaba de maravilla.
Sobre las siete, nos montamos siete en un coche y otros tantos en otro con unos amigos y fuimos a una casa en el campo.
No recuerdo bien el momento, pero de pronto aparecí llena de espuma de afeitar y apestando a hombre. Los chicos hablaron de meternos en la piscina así que bajamos la ladera y tal y como llegamos, nos zambullimos. Nos lo pasamos genial y el hecho de enterarnos que la piscina pertenecía a un desconocido, hacía más emocionante la aventura.
Fue la mejor tarde que he pasado en mucho, muchísimo tiempo y que Gala se diviertiese tanto... eso (al igual que en el anuncio de mastercard) no tiene precio.

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