jueves, 4 de agosto de 2011

Crisis



No puedo dormir. No es por el calor, ni por mi cama, es por una extraña palpitación que me persigue como si fuera mi sombra.- ¿Y si grito?-  NO son casi las 3 de la madrugada. No tengo ganas de seguir llorando y me he fumado casi un paquete de tabaco. ¿Qué es lo que va mal?. No logro encontrar la respuesta. Igual estoy tan acostumbrada a tener problemas que cuando estos no existen o son mínimos, la sensación de vacío me inunda. O puede que sea que el cúmulo de malas vivencias pasadas esté haciendo su aparición. Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma, pero no hacen referencia en ese dicho al hecho de volver a construir lo destruído, ni a hacer el recuento de heridos y víctimas. Igual, la intranquilidad que percibo es eso, la reconstrucción de mi interior. Bajé la guardia y llegué a sentir que me comían los lobos, probablemente, mis heridas estan cicatrizando. ¿Pero por eso estoy tan sensible y susceptible? Si no me entiendo ni a mi misma, ¿quién me va a entender?
También está la historia de mi crisis de identidad, de la cual no he salido pero tapoco me he puesto a intentarlo, simplemente, como siempre, la volví a aparcar.
Probablemente sea eso, no me encuentro a mí misma y en mi casa no me reconozco, mi inseguridad va en aumento, mi cabeza no para de dar vueltas a todo cuanto me rodea. Hasta la ceniza que hay esparcida por el suelo (se me ha caído el cenicero) me da que pensar. No me siento agusto ni aquí, ni allí. Llevo cuatro días a pleno sol pero para mí, el cielo está gris.

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