jueves, 19 de enero de 2012

La voz muda



Todos a su alrededor hablaban y hablaban y Ariel escuchaba, sólo se dedicaba a escuchar y dar abrazos si creía que eran necesarios. Ella también quería articular palabras, pero los problemas de los demás parecían más importantes así que callaba y permanecía atenta a las conversaciones.
Con el paso del tiempo dejó de emitir su voz y en un arrebato lleno de ira se arrancó las cuerdas vocales, de ese modo no tenía excusa para su invisibilidad sonora.
Por breves instantes ella fue el centro de atención, "pobrecita se ha quedado muda" cuchicheaba la gente a su alrededor. Su notoriedad fue bajando a un ritmo vertiginoso y Ariel se sintió completamente vacía. Su único anhelo era gritar bien alto y fuerte y sacar lo que le dañaba pero ya era tarde. Envidió los ruidos de su alrededor, el perro que ladraba, el coche que pitaba o la gaviota que graznaba.
Olvidó el habla y la olvidaron a ella. Marginada en la sociedad, examina el sentido de la vida, teniendo voz no la usaba porque había prioridades que obviamente se anteponían a ella y ahora que no la tenía, ya no la consideraban útil para escuchar, como si su lesión la hubiese convertido en algo digno de abandonar.

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