viernes, 13 de enero de 2012

Café, viejos tiempos y una visita inesperada



El reloj marcaba las cuatro de la tarde y Lida empezaba a impacientarse. Hacía poco tiempo que había visto a su amiga de la adolescencia pero habían pasado muchos años desde la última vez que hablaron de todo lo que les había acontecido por separado. Decidió adelantar la cita del café y Nina accedió.
Tardaron un par de horas en ponerse al corriente del rumbo que habían tomado sus vidas, sin embargo a pesar de todos los sucesos narrados, ambas seguían siendo la misma persona que conocieron a los dieciseis años, aunque con mayor grado de madurez.
Los chicos fue el tema principal de conversación que se fue mezclando con la carrera universitaria y el trabajo y la llegada por sorpresa de Igor, uno de los chicos más importantes de la vida de Lida.
En ningún momento hubo tensión, los recuerdos iban y venían a su antojo y las anécdotas se abrían paso a través de las palabras.
Lida estaba radiante, en una misma mesa encontraba a la derecha quién despertó en ella la racionalidad y a la izquierda, quién le guió en su viaje profesional y le enseñó que podía conseguir lo que se propusiera siempre y cuando luchara por ello, es decir, esta situada en medio de todo aquello que había eludido últimamente. Y empezó a encontrarse a si misma.

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