jueves, 26 de enero de 2012

Sin sentido



Luna entró en casa de su pareja convencida de que su relación se había acabado. Luis no era el compañero que necesitaba y no quería seguir perdiendo el tiempo a su lado. Siempre había pensado que las relaciones eran cosa de dos y la respuestas solipsísticas que le aportaba Luis a cada pregunta que hacía o en cada debate que establecían, llegaron a agotar su paciencia unido al segundo lugar en el que la había establecido en su vida.
Advirtió que estaba en el baño y se dirigió al lugar repasando el discurso que se había preparado. Al abrir la puerta, sus pensamientos desaparecieron por completo. Luis le había preparado un baño de burbujas y había llenado el ambiente con aromas procedentes del incienso que se quemaba lentamente encima del lavabo y numerosas velas que había colocado en el suelo.
-¿Has tenido un día duro verdad?
Luna se quedó perpeleja, ¡Luis había hecho algo por y para ella! Se desnudó y se metió en la bañera intentando relajarse. A los diez minutos, apareció su chico con una bandeja en la que había colocado cuidadosamente un plato con sopa, otro con pescado y un poco de ensalada, un vaso con zumo y un flan, todo acompañado de una rosa. El panorama le parecía demasiado empalagoso pero se dejó querer y pensó que servía como recompensa por todo el egocentrismo que había demostrado hasta el momento. ¿Sería el principio de un cambio por parte de él? Pregunta ociosa, uno ya no cambia, ¿entonces?

La noche terminó con pasión, mucha pasión, quizás el mejor sexo que había tenido en la vida. Al día siguiente, cuando se despertó Luis no estaba a su lado, cogió el sobre que había encima de la almohada y leyó:

"Luna, eres una chica muy interesante, divertida, un poco caótica, inteligente, trabajadora... pero no eres lo que necesito en una pareja, yo busco a alguien que no se centre tanto en sí misma y mire más por un futuro compuesto por los dos. Siento no poder decirte a la cara que no puedo seguir al lado de una persona tan ególatra, temo que mis sentimientos interfieran al tenerte delante."

...

jueves, 19 de enero de 2012

La voz muda



Todos a su alrededor hablaban y hablaban y Ariel escuchaba, sólo se dedicaba a escuchar y dar abrazos si creía que eran necesarios. Ella también quería articular palabras, pero los problemas de los demás parecían más importantes así que callaba y permanecía atenta a las conversaciones.
Con el paso del tiempo dejó de emitir su voz y en un arrebato lleno de ira se arrancó las cuerdas vocales, de ese modo no tenía excusa para su invisibilidad sonora.
Por breves instantes ella fue el centro de atención, "pobrecita se ha quedado muda" cuchicheaba la gente a su alrededor. Su notoriedad fue bajando a un ritmo vertiginoso y Ariel se sintió completamente vacía. Su único anhelo era gritar bien alto y fuerte y sacar lo que le dañaba pero ya era tarde. Envidió los ruidos de su alrededor, el perro que ladraba, el coche que pitaba o la gaviota que graznaba.
Olvidó el habla y la olvidaron a ella. Marginada en la sociedad, examina el sentido de la vida, teniendo voz no la usaba porque había prioridades que obviamente se anteponían a ella y ahora que no la tenía, ya no la consideraban útil para escuchar, como si su lesión la hubiese convertido en algo digno de abandonar.

miércoles, 18 de enero de 2012

Irene




Irene sale a fumarse un cigarro al balcón, mira las estrellas. Se sienta esperando a su hombre, el frío la acompaña y habla, pero ella no responde. Escucha canciones de Sabina, se imagina un gran beso de despedida sin el castañear de sus dientes. Ese hombre escribe poemas, cita a Serrat y a Aute y comete errores gramaticales a lo que ella responde que "teniendo en cuenta la profundidad de sus versos, las faltas de ortografía ni se consideran". Se regalan flores mutuamente y miradas que delatan lo que sienten.

Irene baja de las nubes al suelo, deja atrás su sueños llenos de romanticismo peliculero y se centra en ella. Está en proceso de busqueda de eso que llaman felicidad, le da un largo trago al whisky y una última calada a su cigarro. Y emite una sonrisa al aire lleno de vaho, notando que su interior aún no se ha congelado.

Irene ve los primeros destellos de sol sentada en su balcón, ya no recuerda lo que se le ha pasado por la mente, se ha quedado en blanco pero le ha robado el fulgor a los astros y hoy parece haber reverdecido.

viernes, 13 de enero de 2012

Café, viejos tiempos y una visita inesperada



El reloj marcaba las cuatro de la tarde y Lida empezaba a impacientarse. Hacía poco tiempo que había visto a su amiga de la adolescencia pero habían pasado muchos años desde la última vez que hablaron de todo lo que les había acontecido por separado. Decidió adelantar la cita del café y Nina accedió.
Tardaron un par de horas en ponerse al corriente del rumbo que habían tomado sus vidas, sin embargo a pesar de todos los sucesos narrados, ambas seguían siendo la misma persona que conocieron a los dieciseis años, aunque con mayor grado de madurez.
Los chicos fue el tema principal de conversación que se fue mezclando con la carrera universitaria y el trabajo y la llegada por sorpresa de Igor, uno de los chicos más importantes de la vida de Lida.
En ningún momento hubo tensión, los recuerdos iban y venían a su antojo y las anécdotas se abrían paso a través de las palabras.
Lida estaba radiante, en una misma mesa encontraba a la derecha quién despertó en ella la racionalidad y a la izquierda, quién le guió en su viaje profesional y le enseñó que podía conseguir lo que se propusiera siempre y cuando luchara por ello, es decir, esta situada en medio de todo aquello que había eludido últimamente. Y empezó a encontrarse a si misma.

lunes, 9 de enero de 2012

Cuando se rompen los sueños





Un día te levantas y todo lo bueno parece haberse borrado por lo que las pequeñas partes malas se crecen y toman el protagonismo de la historia. La melancolía se adueña de tu cuerpo, ves tormenta en momentos llenos de sol y acabas amargando tu existencia y la de tu alrededor. Ese día se rompen todos los sueños, empiezas a plantearte un cambio de vida, tal vez de ciudad o quizás de profesión, un cambio de look o un cambio de coche y entonces te viene la iluminación "todo lo que quieres cambiar es externo por lo que el mal volverá a resurgir cual Ave Fénix".
Al día siguiente te levantas con unas espectativas totalmente diferentes, el problema eres tú, no los demás, así que tienes que negociar contigo misma como enfrentarte al dilema, no es una crisis de identidad, sino un pasito a dar hacia delante en el camino de la madurez. Lo que elijas debes pelearlo aunque te pongan mil barreras, porque si no acaba saliendo como esperabas, te queda el sentimiento de haber luchado duro por ello. Aunque en esos momentos de elevación optimista, no se pasa por la cabeza que tu búsqueda de la felicidad pueda salirte por la borda, lo único que puedes pensar es que lograrás lo que persigues, incluso podrías sacarle una sonrisa a la persona más triste del mundo. Cuando se rompen los sueños, crees que la derrota no te dejará levantarte pero siempre puedes crear unos sueños mejores y hacerlos realidad es la mejor victoria de todas las guerras de la vida.

sábado, 7 de enero de 2012

Se me antoja



Abrir los ojos y encontrarte a mi lado, mirar a la izquierda y verte conducir mientras tarareas una canción con la mirada puesta en la carretera. Celebrar el inicio de la primavera en el césped y el del verano en la piscina. Escaparnos a ningún lugar un fin de semana sin planear. Salir a pasear con la puesta de sol y volver de la mano, sintiendo la envidia de las estrellas. Estudiar tus muecas e intentar interpretarlas cuando lees un libro. Fumarnos nuestro último cigarro antes del baño. Jugar al pilla-pilla y el que gane hace cosquillas...