lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuentas en la cama



Sentí su mirada clavada en mi espalda, me empezaba a incomodar esa sensación. Me di la vuelta, necesitaba ver su rostro, lo que me ayudaría a decidir si darle una oportunidad o seguir con mi noche sin darle importancia.
Ojos azules, -empezamos mal-, pelo negro, alto, fuerte pero delgado. Me volví hacia mi cerveza y me encendí uin cigarro. Mis compañeros me criticaron por pasar de un tipo por el color de sus ojos, yo no era una chica con prejuicios.

-Mirad su aspecto, es el típico narcisista que quiere añadir una muesca en el cabecero de su cama. Busca un triunfo, observad la vestimenta y la seguridad que pretende transmitir. Si atendeis un poco notareis que se rie de nada cuando una chica le mira, hace como que sabe jugar muy bien al billar y si falla la culpa la tiene alguien que le ha distrido a propósito.

-Vale, veamos si llevas razón Lucy. Ilia es la más guapa del grupo, sin ánimo de ofender, que se acerque al chico y estudiemos su comportamiento.

Ilia se levantó, se ajustó el escote y fue hacia la mesa de billar. Hubo coqueteo por ambas partes pero el chico no parecía interesado en ella, tan sólo le seguía la corriente. A los diez minutos volvíamos a estar todos juntos analizando las palabras y sugerencias que se habían intercambiado, parecía que yo estaba equivocada así que para enmendar mi error, me dirigí al tipo.

Unos veinte minutos me bastó para confirmar mi teoría, trató de seducirme con palabras sofisticadas intentando dar a entender que era muy inteligente y empezaba a conseguirlo. Entonces fui a coger mi abrigo y a la vuelta, un colega le estaba felicitando por su victoria por conseguir que la tía que le propuso había caído rendida a sus pies.

Sin que me vieran, volví a mi grupo y expuse lo ocurrido, me invitaron a unas cuantas rondas y desde entonces, no cuestionan mis teorías sobre los chicos que se me acercan.

Aquel moreno vino a mi mesa a buscarme, le puse una excusa tonta y se largó, al final de la noche le vi saliendo del local con otra chica. Supongo que consiguió marcar una nueva línea en el cabecero de la cama.

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