miércoles, 15 de junio de 2011

Sólo Sexo



Tras pasar una tarde rodeada de mis compañeras de piso viendo Sexo en Nueva York, vídeos de Robbie Williams y la película Infiel, a media noche lo único que deseo es una presencia masculina que me calme el calor y el deseo, apoderados de mi cuerpo. Mi piel se hace susceptible a la brisa que entra por la ventana y se eriza con el suave roce de mi pelo en el cuello y no hallo a mi lado hombre que me sacie. Ante esta situación, me viene una pregunta a la cabeza ¿es el ser humano infiel por naturaleza o son las circustancias las que lo hace ir en busca de un amante? Cuándo la cama es tan importante para una persona y ésta se lo hace ver a la pareja, quién deja claro que le imita en ese aspecto... ¿qué falla?

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