miércoles, 22 de junio de 2011

¿Qué importa el tiempo?




Era la última noche del curso, probablemente la última noche que pasaríamos juntos y tenías un As bajo la manga, esperando por mí.
Me fui a tu casa, estabas solo. Me ofreciste algo de beber, ahora mismo no recuerdo qué. Mi plan era irme sobre las 2 de la mañana, al día siguiente tenía el examen de nutrición y quería repasar antes e ir descansada.
Empezamos a juguetear en el sofá, normalmente te acababa ganando en ingenio y cuando me veía acorralada, los bocados y los pellizcos eran mi mejor arma. Tu me intentabas hacer cosquillas, yo pasaba de lo que me decías mirando por la ventana, la cosa fea que tienes por gata no se despegaba del ruter.
Los minutos corrían sin darme cuenta, Mer me envió un mensaje diciéndome que esa noche no dormiría conmigo, observé el reloj, las 3. Me levanté apresurada, me rodeaste con los brazos “me tengo que ir” sugerí, “aún no” concretaste. Un par de caricias en el cuello y dejé de forcejear para deshacerme de ti.
Me llevaste a la habitación de tu hermana, sacaste las esposas y me ataste a la cama, seguidamente cogiste un tarro de color marrón, mi imaginación no lograba descifrar el contenido (un poco torpe por mi parte). Me habías hablado de tu fantasía de estrenar los regalos que te había hecho tu sister conmigo, yo creía que estabas de broma. Y no.
Me untaste todo el cuerpo con el contenido del bote marrón, chocolate. Lo relamiste todo, no como en las películas, no, me dejaste toda la piel pringosa y babeada. El sexo esa noche estuvo genial y el examen del día siguiente lo bordé.
Me regalaste una preciosa noche de placer y pasión y lo mejor...que fue real.

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