martes, 7 de junio de 2011

En lo bueno y en lo malo




Se encontraba con el tronco medio tumbado en la mesa, su cabeza se hallaba apoyada sobre el brazo. Tenía la mirada ausente y los ojos vidriosos. Las primeras lágrimas hicieron amago por aparecer pero se resistían, su labilidad emocional se lo impedía. Un minuto de silencio en la selva de locura y empezó a llorar mientras se reía de las cosquillas que le causaba la secreción salina por su cara.
Le cojí la mano, quería que viera que yo estaba ahí: "en lo bueno y en lo malo", conseguí decir.
Unos cuantos años de convivencia y aunque sé que por nuestra amistad, ella lo daba por hecho, nunca le había dicho algo así.
No quiero que nos separemos, no quiero llegar a casa y echar de menos el olor a café por las mañanas, hacer de la cocina un placer, no quiero añorar las risas en el sofá y los cotilleos a media tarde, ir de compras, salir de fiesta, probarnos ropa, contarnos nuestras historias...

¿A quién tengo que agradecer que se cruzara en mi camino alguien así? ¿Al azar, a Dios, al destino? A quién sea: gracias por el mejor regalo que me ha hecho hasta ahora la vida.

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