lunes, 10 de noviembre de 2014

Jugando a... ¿qué?

En una distópica situación se aventuró a soñar y a dejarse llevar por la casualidad. Buscando un héroe que la salvara despegó sus alas y empezó a volar.

Un respiro de aire nuevo controlaba sus impulsos y por primera vez no salió corriendo ni escuchó a las olas del mar, sólo actuaba sin barreras, sin pegas y sin pensar que podría tropezar con una piedra. 


Pero se empezaron a conocer y la magia se marchitó, ella seguía intentando creer en él a pesar de que su cabeza y su corazón ya le habían dicho “NO”. Aun así luchaba por no caer más hondo. Y el día D llegó. Él seguía enamorado de su muñeca de importación y ella empezó a ser un peluche destinado a acumular polvo encima del armario. Un incesable llanto pasó por sus mejillas y entonces comprendió: ella había jugado a perder, él… quizás sólo jugó.