jueves, 10 de mayo de 2012

Una canción para follar




Una cortina de humo aparece en una habitación con una luz muy tenue y un chico se abalanza sobre una joven suavemente. Comienza besándole el cuello, subiendo hasta la oreja. Le vuelve la cara hacia su boca, la mira fijamente y se besan. Después emprende su camino hacia un lugar más cálido y húmedo haciendo alguna que otra parada por las dunas de su cuerpo y el oasis de su ombligo. Una vez en el trópico olvida que es un caballero y con una sonrisa picarona, observa cómo su conquista no para de gemir mientras el ambiente se torna tórrido y provoca una lluvia torrencial inundando la cama de un orgasmo de glándulas de Skene.
Una vez satisfecha de forma manual, se prepara para la gran actuación. El chico se concentra en entrar suavemente en la sala VIP y hacer del placer otra dimensión. Sudor, gritos de satisfacción, miradas, caricias... ella abajo, luago arriba, de lado, en la mesa, en la silla, en la habitación, en el salón...  y finalmente, incontables exaltaciones generadas culminan con ambos a punto de alcanzar el nirvana.